La Luz de Nuevos Comienzos

La Luz de Nuevos Comienzos

Hoy te quiero compartir algo muy especial. Es una historia que lleva conmigo muchos años, y cada diciembre, cuando el año está por dar su último suspiro, la vuelvo a vivir, vuelve a mí, porque convertí en mi Ritual Personal.

Ultima bitácora del año y me despido hasta febrero de este encuentro íntimo entre vos y yo, donde los aromas y la luz de las velas tejen ese hilo invisible que nos conecta, nos une.

Antes de comenzar con esta historia quiero agradecerte por formar parte de mi mundo mágico, por leerme, por dejarme entrar a tu vida a través de esta pasión por las fragancias y las velas, te prometo un 2025 con muchos más aromas que contar.

Hoy te quiero compartir algo muy especial. Es una historia que lleva conmigo muchos años, y cada diciembre, cuando el año está por dar su último suspiro, la vuelvo a vivir, vuelve a mí, porque convertí en mi Ritual Personal.

Hace varios años un día como hoy, terminando el año, una tarde de diciembre, calurosa, donde el aire huele a jazmín y el canto de las chicharras se mezcla con las risas lejanas de alguna reunión en el barrio. Estaba en casa, buscando un momento para mí, para hacer algo que me ayudara a cerrar el año de una forma que realmente significara algo. Fue ahí cuando imaginé algo que, hasta ese momento, iba a cambiar absolutamente todos mis cierres de año.

Imaginé que, en algún rincón del mundo, existía una llama especial. No era una llama cualquiera: era la llama que iluminaba los momentos de transición, los puntos de inflexión. Era una luz que, aunque pequeña y tenue, podía transformar por completo a quien la miraba.

Esa noche decidí que iba a encontrar mi propia llama. Fui al estante donde guardo mis velas, elegí una, y recuerdo, que olía a tierra mojada después de la lluvia, a ese tipo de frescura que promete un nuevo comienzo. La llevé al patio, la puse en una mesita junto a una silla y la encendí.

Y ahí, bajo las estrellas de ese diciembre, dejé que la luz de esa vela me hablara. Solo me senté y respiré. Permití que el aroma me transportara, que mi mente se detuviera un momento. Pensé en el año que estaba dejando atrás: las expectativas, los desafíos, los logros, los abrazos recibidos, los abrazos que no di, los momentos que viví y las cosas que aún estaban pendientes. Fue mágico.

Desde entonces, cada diciembre vuelvo a ese pequeño ritual. Es mi forma de agradecer lo vivido y abrir espacio para lo que viene. Porque una vela no es solo una vela. Es una declaración de intención, un recordatorio de que incluso los momentos más simples pueden ser profundamente transformadores.

Hoy quiero regalarte esta historia, para que la hagas tuya si lo sentís. Busca una vela, una que te inspire, una que huela a posibilidades. Encendela esta noche.

Tomate un momento para cerrar los ojos y pensar en todo lo que este año te dejó.

Luego, mirá hacia adelante. ¿Qué querés para el nuevo ciclo? ¿Qué querés encender en tu vida? Dejá que la llama te guíe, que sea un ancla entre lo que fue y lo que puede ser.

La luz de una vela es simple, pero su mensaje es profundo. Y en esta última bitácora del año, quiero desearte que encuentres tu propia luz, que la dejes arder y que ilumine todo lo que está por venir.

 

Quiero compartir con vos una charla hermosa y profunda con Laura de Esencia Thiada, donde compartimos una historia de superación, transformación y mucha determinación.

https://www.instagram.com/reel/DEKpMC1R5Nb/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==

Gracias por estar del otro lado, por iluminar el mundo con tanta pasión.

Nos vemos en 2025 con muchos más aromas que contar

Feliz y bendecido 2025

Te quiero,
Caro

Hoy te quiero compartir algo muy especial. Es una historia que lleva conmigo muchos años, y cada diciembre, cuando el año está por dar su último suspiro, la vuelvo a vivir, vuelve a mí, porque convertí en mi Ritual Personal.

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